Todos los años, el 26 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Cáncer Cérvicouterino, con el objetivo de concientizar a las personas de la importancia de chequearse anualmente. Un tema al que, quizá, no se le da la relevancia necesaria, considerando que esta es la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres entre 35 y 64 años a nivel mundial.

Juan Enrique Schwarze, ginecólogo de Clínica Las Condes, explica que “es muy importante saber que la infección por Virus Papiloma Humano ocurre mucho antes, es decir, las células infectadas requieren entre 10 y 20 años para presentar los cambios que las transformaron en células cancerosas”. El cáncer cérvicuterino, al ser detectado de forma precoz, tiene altas probabilidades de ser tratado de manera eficaz y aumentar las opciones de sanarse.

¿Cómo se puede prevenir?
Muchas veces se cree que este cáncer no tiene síntomas ni señales que puedan alertar sobre su presencia. Sin embargo, esto no es así. “Sufrir de sangrado genital, especialmente durante la relación sexual; tener un flujo genital de mal olor y/o tener sangrado vaginal entre los periodos menstruales, son algunas señales de que la persona puede padecer de cáncer cervicouterino”, explica el ginecólogo Juan Enrique Schwarze.

Pero lo más importante es aprender a cuidarse y prevenir esta enfermedad. Para esto el especialista enumera tres claves:
1.- Siempre usar condón: Si bien, no es 100% efectivo para evitar el cáncer cervicouterino, el uso de condón durante las relaciones sexuales ayuda a reducir considerablemente el riesgo de adquirir la enfermedad.
2.- Vacunarse contra el Virus Papiloma Humano: Es esencial que tanto niñas como niños reciban la vacuna, idealmente, antes de comenzar una vida sexual activa. Sin embargo, también puede administrarse hasta los 26 años. “Es importante recordar que la vacuna contra el Virus Papiloma Humano requiere de al menos dos dosis para que las personas estén, efectivamente, protegidas”, agrega el especialista.
3.- Realizarse el Papanicolau (PAP) periódicamente: Este examen es muy relevante a la hora de prevenir el cáncer cérvicouterino. “El PAP consiste en tomar una muestra de células por raspado en la abertura del cuello uterino para luego ser analizadas bajo un microscopio. Este examen es muy importante que las mujeres se lo realicen, al menos, una vez al año. Sin duda, el Papanicolau es la mejor estrategia para disminuir el riesgo de padecer cáncer cérvicouterino”, finaliza el ginecólogo Juan Enrique Schwarze.

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