La vitamina C se ha convertido en un ingrediente importante del cuidado facial, sin embargo, junto con su popularidad, también surgen mitos que confunden sobre su uso y efectividad. Aquí te contamos qué dice la ciencia y cómo incorporarla en la rutina de skincare diariamente. 

Mito 1: “La vitamina C mancha si se usa de día”

Verdad: La vitamina C es un antioxidante que ayuda a proteger la piel de los radicales libres producidos por la radiación UV y la contaminación. Usarla por la mañana es recomendable, siempre acompañada de protector solar.

Mito 2: “Sólo sirve para iluminar”

Verdad: La vitamina C ilumina, pero sus beneficios van mucho más allá. Estudios muestran que favorece la producción de colágeno, mejora la firmeza, reduce líneas finas y ayuda a unificar el tono. Con constancia, logra una piel más lisa y uniforme.

Mito 3: “No es apta para pieles sensibles”

Verdad: Todo depende de la formulación del producto. Si bien algunos pueden resultar irritantes, hoy existen alternativas desarrolladas para pieles delicadas. El Cetaphil Vitamin C Serum gracias a su combinación de ingredientes, como el derivado del ácido ascórbico, semillas de giralsol y Niacinamida; entrega hidratación, beneficios antioxidantes con suavidad. Además es hipoalergénico, sin fragancias ni alcohol, y ha sido probado clínicamente en piel sensible. Además, hidrata por 24 horas y refuerza la barrera cutánea.

Mito 4: “Solo se puede aplicar de noche”

Verdad: De hecho, la vitamina C es ideal en la rutina de la mañana, ya que actúa como un “escudo” frente a la polución y los rayos UV. Eso sí: nunca reemplaza el protector solar, la forma correcta de su uso es Serum de Vitamina C y posteriormente el protector solar. 

Mito 5: “Los resultados son inmediatos”

Verdad: Los efectos de la vitamina C requieren constancia. La mayoría de los estudios clínicos señalan mejoras visibles en textura, manchas y mejora en la apariencia de arrugas es tras 8 a 12 semanas de uso continuo. La clave es la paciencia y la disciplina.

La vitamina C es mucho más que un ingrediente de moda, es un aliado respaldado por la ciencia para lograr una piel más luminosa, firme y protegida. La clave está en elegir productos dermatológicamente confiables y en mantener una rutina constante para ver resultados duraderos.

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